lunes, 15 de febrero de 2010

¿Dónde están?

Reencuentro infernal. Tan añorado como temido, necesitado pero forzado. Demasiado volitivo, poco espontáneo. Quizás así debía ser (quizás de otra forma no podría haber sido). Tal vez todo esto sea un error. Pero ya es.

De aquellas cataratas imponentes de ideas, que antes no encontraron lugar en el papel, apenas sobrevivieron lánguidos charcos, que en su ligereza sólo logran reflejar mi deprimente rostro actual, perdido y decepcionado con sí. Quise guardar todo aquello en la memoria, que puede ser el más estimulante de los archivos, pero también puede ser tremendamente frágil. Y así fue: esas pasadas futuras creaciones se evaporaron en su mismo camino al cielo, sin llegar nunca a diluvio o tormenta, ni siquiera persistente llovizna. Se negaron a sí mismas, y ahora sólo nostalgia, pantanosos fangos que pretendieron poder ser manantiales.

Se perdió mucho con esta amnesia. El exiliado jamás pudo volver a su patria (el pecho colapsado de titubeantes recuerdos y lacerantes auto-reproches), ni pudo ser feliz –un ratito si quiera- ese barbudo violero que recorría subtes y trenes, con su criolla cantándole al amor y a la miseria y él acompañando, buscando zapando, sin comprender muy bien qué era lo que buscaba, cantando zapando. Tampoco pudo concretar ese tipo cuarentón, que estaba por darse cuenta de lo absurdo que era todo. Esa mujer errante no pudo describir sus emociones, la oscuridad que ella había invadido pero que la había penetrado, la imponencia que con eso sintió, y todo lo que podía cambiar en la vida de una persona un fuego que ardiese en todo su esplendor, naranja amarillento que oscilaba con el viento en los kilómetros de negrura.

Éstas y tantas otras, aun nimias o intrascendentes para que el universo siga funcionando, historias que creyeron ser historias y no llegaron a ser, por dejadez o cobardía. Puede que algún otro les devuelva su corporeidad, que en la densa inminencia creyeron ser esenciales, pero nunca se concretaron. Pero puede que no, puede que se pierdan para siempre, y eso es lo que lo hace infernal.

1 comentario:

  1. La creatividad es una fuente inagotable. No importa cuantas historias pierdas en el camino, mientras las busques siempre vas a encontrar más. El tema es darle para adelante y no poner excusas como la falta de ideas, te lo dice un experto en no seguir sus propios consejos.

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