¿Cómo puede ser que un olor, aun vulgar y casi imperceptible, pueda transportarnos hacia los más remotos parajes de nuestra memoria? Y con eso, recrear imágenes, profundas sensaciones, viejos y oxidados deseos.
Y todo por percibir la suave brisa de Diciembre, que rezumaba libertad.
martes, 29 de diciembre de 2009
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Santi, realmente es un placer leer tu blog. Es tan raro y a la vez preciado encontrar eso que refleje aunque sea un poquito lo que uno tiene ahí, en la punta de la lengua, esperando ser nombrado, compartido.
ResponderEliminarMe enorgullezco de mi descubrimiento literario :)
Saluditos!
Mica Planetario (jajaja)
Hermosa sensación... ese despertar de sentimiento y aromas que recuerdan ese instante unico...
ResponderEliminarUn abrazo grande!!