lunes, 15 de marzo de 2010

¿Hacia dónde?

¿A dónde vamos? La pregunta azota furiosamente, golpea hasta desangrar, increpa hasta el hartazgo, insiste tanto que desespera. El sujeto de la pregunta puede ser cualquiera; ¿a dónde vamos como sociedad?¿como país?¿como continente?¿como mundo?¿como especie? Son muchas preguntas, pero con un moderado esfuerzo simplificador pueden englobarse en la misma cuestión, que es la cuestión del futuro. Ese tratar de descifrar hacia qué ignoto paraje se dirige la historia. Tratar de intuirlo acaso, vislumbrar cierta huella, remota posibilidad de redención. Pero los esfuerzos suelen ser vanos, y el resultado termina siendo una mayor incertidumbre, mayor y más firme conciencia sobre lo alocado que se ha vuelto todo.

Preguntas que se hacen no sólo en la soledad del insomnio (aquél que está relacionado directamente con las preguntas, aunque todavía no sé si es la causa o la consecuencia, pero seguro actuando en una retroalimentación fulminante) sino también en la discusión con el otro. Catarsis colectiva, discusión que puede implicar también la consideración del pasado y la problematización del presente, pero culminando siempre en hipótesis insustentables sobre lo que vendrá. Gratificación al sentirse acompañado en la búsqueda, en la inquietud, pero decepción al ni siquiera atisbar un haz de luz. Intentos por creer (creencia necesaria para la acción, que suele ser la –lamentable- principal ausencia en este asunto) que se derrumban apenas nos damos cuenta que su estructura se basa en la fe, que la esperanza o la ilusión no son suficientes para la convicción.

¿Qué es este escepticismo?¿”Espíritu de época”?¿Resultado del burdo manoseo en los últimos años? Manoseo inescrupuloso de la política, de la dignidad humana, de la comunicación y un largo etcétera ¿Negligencia ajena o dejadez propia?¿Ambas?

De lo que quiero convencerme –y poco a poco creo hacerlo- es que las respuestas no van a surgir en la desesperante y solitaria fabulación individual, sino de la indagación colectiva, del preguntarse con otros, de la discusión en sociedad. De la acción, aunque deba ser sustentada en estructuras de arena. Aunque la conclusión pueda ser, tal vez, la certeza de lo irreversible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario