martes, 30 de marzo de 2010

Breves reflexiones sobre la escritura

Me preguntaba sobre lo que es escribir. Simplemente, qué es lo que hace que yo, pudiendo hacer cualquier otra cosa, agarre una birome, el cuaderno de la mesa de luz, y trate de llegar a algún lugar.

Descarto, sin animarme a desvalorar, aquella que sería la respuesta más fácil, más supuesta y aceptada por el observador: la escritura como ejercicio lúdico, malabar de vocablos y puntuaciones procurando entretener o embellecer. No es éste el caso, pocas veces lo es.

Se trata de otras cuestiones. La primera, quizás también frecuentemente mencionada (no por ello menos loable) tiene que ver con un aspecto fundamental de cualquier arte: escribir es canalizar, vomitar sensaciones y sentimientos que muchas veces oprimen hasta el colapso, y que sólo al convertirse en palabras o historias pueden permitir que el aire fluya con (un poco) más libertad. También ocurre con las ideas: aquellas que circulan incansablemente, como calecita eterna, y ocupan todo el espacio con su magnitud y su firme convicción: nuevamente requieren ser transportadas, fijadas, para así liberar un poco los circuitos cerebrales. Cuando no sucede así (es decir, cuando no son escritas) las ideas grandes, las más trascendentes, pueden empezar a aparecerse entre los granos de arroz, nadando y saludando desde la copa de vino, esquivando autos por las calles, atormentando el sueño o directamente martillando ferozmente los oídos a toda hora y en todo lugar. Por eso es mejor liberarlas. Lo que es, paradójicamente, apresarlas en un texto y cercenar toda su volatilidad.

Otro asunto en relación; idea que me estuvo molestando las últimas horas y que, como suele suceder, no puede jactarse de una total autenticidad sino que es más bien exégesis propia de las ideas de otro. La escritura como medio de apropiación del mundo. Ratificación de la cualidad viviente del sujeto, habitante de un universo puntual, a partir de la asimilación y la fijación de dicho universo. Repetición, intento de explicación de lo que sucede, y al mismo tiempo creación de un nuevo fragmento de “realidad”. Imitación e innovación, repetición y creación en una firme oposición que es a su vez complementaria. Dialéctica, podrá decir algún hegeliano. Un decir: “Yo participo de este mundo. He aquí la prueba”. Reflexión y acción, influencia del medio en uno y posible modificación del entorno a partir de la propia actividad de la o las personas. Me es difícil explicar mucho más, ser más claro; vendría a ser algo como “yo creo que esto sucede así. Lo escribo. Si no es cierto que así sucede, al menos lo es que así lo creo yo”.

Y una última respuesta (al menos provisionalmente), y obviamente en íntima relación con las anteriores: la escritura como búsqueda. Intento por entender algunas cosas que son, cosas que pasan en nuestro interior, cosas que podrían o deberían pasar, y también intento por asimilar lo que sucede allí afuera, ese mundo en el que yo participo (y que puedo afirmar, pues lo explico). Búsqueda de certezas mediante vacías palabras. Intento desesperado por encontrar caminos transitables mediante los enmarañados e impredecibles vaivenes de la cursiva.
Ejemplo: tratar de comprender qué significa escribir.

3 comentarios:

  1. Comentario obvio: el día qué sepas qué te impulsa a escribir y sepas con exactitud qué es la escritura, creo que vas a dejar de escribir.
    ¿Vale la pena saber sobre el acto, o más sano y emblemático es hacerlo?
    Abrazo bizomático, colega escribiente.
    Gute

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  2. Sí.. lo sano es hacerlo, es cierto. Lástima que a veces sea tan difícil resistirse a esa manía de explicar y explicar, incluso cuando no es necesario...

    Un abrazo Gute.

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  3. quizas simplemente necesito figuras, bellezas que representan verdades intelectuales, todo un mundo simbólico distinto al real, al real mental y al real real. totalmente distinto, donde comulgan la primer explicación que diste (la que descartaste inmediatamente) y todas las otras, con un principal intermediario que es un puente simbólico, conciente, inconciente, una representación. una danza imaginaria que atraviesa los pasillos del gran palacio Real.

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